A la edad de 18 meses, el niño empieza a ser consciente de su propio yo. De que es una persona independiente y, como tal, quiere experimentarlo y mostrarlo a los demás. La forma de hacerlo es decir NO a todo. De esta manera, ve cómo puede cambiar su entorno, influir en él y tomar decisiones. Es el momento en que empieza su camino hacia la independencia. Como padres, tendremos que aprender a gestionar las rabietas.
Entre los 2 y los 3 años el momento mas intenso de este proceso. El niño quiere imponer su voluntad y sus deseos. Quiere hacerlo todo «él solito». Quiere ser atendido de forma inmediata, no sabe esperar. Y si no consigue lo que quiere llegan las temidas rabietas o pataletas.
Según todos los psicólogos infantiles, este es un momento de afirmación, completamente normal y dentro de lo que cabe esperar de los niños a esa edad. Así que, en realidad, deberíamos estar contentas de ver que nuestros hijos son completamente normales, y que a la edad de 2 o 3 años, pueden sacarnos de nuestras casillas fácilmente…
Es importante entender y cumplir varias cosas en ese momento.
7 CONCEPTOS CLAVE PARA GESTIONAR LAS RABIETAS
- No son niños malos, ni malcriados ni están buscando fastidiarnos. Sólo nos están desafiando.
- Esto es una etapa pasajera. No permitas que te afecte en exceso y controla tus reacciones negativas. En realidad, lo que necesita tu hijo en estos momentos es mucho amor. (Por supuesto, no le pegues ni grites, actúa con tranquilidad).
- Aprende a poner límites y cumplirlos. Sé firme en tus decisiones y trata de cumplirlas. Tu hijo debe entender de que eres tu y su padre quien pone las normas, y ellos las cumplen (aunque te reserves algunas concesiones muy puntuales). Si has dicho NO, es NO.
- No intentes desviar la atención del problema hacia otra cosa. Por ejemplo, ofreciéndole un premio si deja de gritar o similar… Déjale que afronte la situación.
- No intentes razonar ni convencerle de que es por su bien. En ese momento resultará inútil.
- Deja que descargue su rabia, se enfade y grite cuando algo no le guste. Tu hijo tiene derecho a expresarse. Es bueno que liberen su enfado y se desahoguen.
- Cuando se le pase el disgusto, asegúrate de estar ahí para darle todo el amor que necesita. Son niños muy pequeños y experimentan emociones tan intensas que les sobrepasan.
A veces las rabietas pueden ser tan fuertes, u ocurrir en lugares tan inoportunos que nos cuesta mantener la calma, y nos vemos tentados a ceder o a estallar de ira. No te avergüences. Todo el que ha sido padre ha pasado por ahí y comprenderá tu situación. Lo que haces es por su bien, y por el de la sociedad, pues estarás educando un futuro jovencito que comprenderá los límites, lo que está bien y lo que no.

Información extraída de un curso presencial con María José Patiño, fundadora del método Emotraing Junior.